La toxicidad está en todos los ámbitos, afirma el autor del libro "Fracasos exitosos " . El escritor dijo que uno de los problemas de nuestra sociedad es "la falta de autoestima". Mañana diserta en Tucumán.
MANDATOS TOXICOS. Stamateas afirma que la culpa lleva a una cultura de la queja permanente. LA GACETA / ARCHIVO
"El concepto dlo tóxico remite a aquello nos lastima, que nos daña. Yo defino como personalidad tóxica a toda persona que te mete miedo o culpa. Toda persona que te mete miedo o culpa, que te tira para abajo, te está manipulando. Gente tóxica hay en todos los ámbitos. Están los ocasionales y están aquellos que nos vamos a encontrar en la familia, o en el ámbito laboral", afirma Bernardo Stamateas. Psicólogo, sexólogo y licenciado en teología, Stamateas es autor de "Gente tóxica" y "Fracasos exitosos", entre otros libros que lo han ubicado entre los autores más vendidos en la Argentina actual.
"Hoy, el stress número uno es el stress laboral. Algo que se dice con frecuencia es que a uno lo contratan por su capacidad y lo despiden por su carácter. Entonces, es muy importante cómo me llevo con los demás", afirmó Stamateas, en diálogo con LA GACETA, antes de su visita a Tucumán, donde hablará de "Gente tóxica y pasiones tóxicas".
"La inteligencia emocional- reflexionó -es un valor muy apreciado por todos los grupos humanos. Nadie llega al Everest solo; se llega en equipo. El que hoy no sabe conectar con los demás, establecer límites sanos, juntarse con gente que añada valor, quedó fuera del sistema".
- ¿Esta es una época más tóxica que otras?
- La toxicidad va variando. El problema principal que estamos viviendo es el de la violencia. Y la gente violenta es gente insegura; cuando más insegura es una persona, más agresiva y descalificadora se vuelve. Hoy hay violencia emocional, verbal, sexual...
-¿Cómo se hace para remontar este clima?
- Creo que tenemos que recuperar nuestra autoestima. Si yo no me valoro, ¿cómo voy a pretender que los otros lo hagan? Invertir en nuestra estima es el capital más valioso que tenemos.
-¿Por qué está tan lastimada nuestra autoestima?
-Básicamente, creo que es la culpa, que nos vino por la religión, por la cultura y por la familia. La culpa dice: "tenés que sufrir, no te lo merecés, tenés que pagar peaje. Y el peaje es el dolor. Hoy hay gente a la que le preguntás: ¿cómo estás? . Y te responden: "aquí estoy, luchándola....". En Buenos Aires, si vas cantando por la calle, llaman al 911. La culpa nos dice que tenemos que sufrir. Siempre estamos buscando la parte displacentera de las cosas. La estima tiene dos brazos: uno es la dignidad, el "me lo merezco", y el otro es la eficacia, el "yo puedo". La gente que tiene lastimada la dignidad, dice: " a mí quien me va a querer, no me lo merezco...". Y los que tienen lastimada la eficacia, dicen: "yo no puedo, se me fue el tren, estoy viejo...".
- ¿La vejez perturba porque es un espejo de lo que nos llega a todos?
- Exactamente. Y por el tema de la finitud.
- ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar la finitud?
- Porque no tenemos registro de la muerte en la mente. Entonces, tenemos el concepto adolescente del eterno presente. Yo le recomiendo a todo el mundo a que vaya cada tanto a un hospital, a darnos cuenta de la finitud, de la enfermedad. Una pregunta que nos tenemos que formular es: qué es lo que quiero. Tenemos que volver a conectarnos con nuestros sueños. Siempre digo que Dios escondió su voluntad en nuestros sueños: lo que nos apasiona es la pista de aterrizaje de nuestros sueños; volver a conectar con nuestros sueños es lo más maravilloso que nos puede pasar; y pelear para tratar de alcanzarlos.
"Hoy, el stress número uno es el stress laboral. Algo que se dice con frecuencia es que a uno lo contratan por su capacidad y lo despiden por su carácter. Entonces, es muy importante cómo me llevo con los demás", afirmó Stamateas, en diálogo con LA GACETA, antes de su visita a Tucumán, donde hablará de "Gente tóxica y pasiones tóxicas".
"La inteligencia emocional- reflexionó -es un valor muy apreciado por todos los grupos humanos. Nadie llega al Everest solo; se llega en equipo. El que hoy no sabe conectar con los demás, establecer límites sanos, juntarse con gente que añada valor, quedó fuera del sistema".
- ¿Esta es una época más tóxica que otras?
- La toxicidad va variando. El problema principal que estamos viviendo es el de la violencia. Y la gente violenta es gente insegura; cuando más insegura es una persona, más agresiva y descalificadora se vuelve. Hoy hay violencia emocional, verbal, sexual...
-¿Cómo se hace para remontar este clima?
- Creo que tenemos que recuperar nuestra autoestima. Si yo no me valoro, ¿cómo voy a pretender que los otros lo hagan? Invertir en nuestra estima es el capital más valioso que tenemos.
-¿Por qué está tan lastimada nuestra autoestima?
-Básicamente, creo que es la culpa, que nos vino por la religión, por la cultura y por la familia. La culpa dice: "tenés que sufrir, no te lo merecés, tenés que pagar peaje. Y el peaje es el dolor. Hoy hay gente a la que le preguntás: ¿cómo estás? . Y te responden: "aquí estoy, luchándola....". En Buenos Aires, si vas cantando por la calle, llaman al 911. La culpa nos dice que tenemos que sufrir. Siempre estamos buscando la parte displacentera de las cosas. La estima tiene dos brazos: uno es la dignidad, el "me lo merezco", y el otro es la eficacia, el "yo puedo". La gente que tiene lastimada la dignidad, dice: " a mí quien me va a querer, no me lo merezco...". Y los que tienen lastimada la eficacia, dicen: "yo no puedo, se me fue el tren, estoy viejo...".
- ¿La vejez perturba porque es un espejo de lo que nos llega a todos?
- Exactamente. Y por el tema de la finitud.
- ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar la finitud?
- Porque no tenemos registro de la muerte en la mente. Entonces, tenemos el concepto adolescente del eterno presente. Yo le recomiendo a todo el mundo a que vaya cada tanto a un hospital, a darnos cuenta de la finitud, de la enfermedad. Una pregunta que nos tenemos que formular es: qué es lo que quiero. Tenemos que volver a conectarnos con nuestros sueños. Siempre digo que Dios escondió su voluntad en nuestros sueños: lo que nos apasiona es la pista de aterrizaje de nuestros sueños; volver a conectar con nuestros sueños es lo más maravilloso que nos puede pasar; y pelear para tratar de alcanzarlos.
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Desde la culpa es muy dificil encontrar salidas y soluciones, pues nos ata al pasado. Desde el miedo tampoco, pues nos paraliza ante un escenario futuro que no nos gusta.
ResponderEliminarLa cultura de la culpa o del miedo resta poder a las personas qie integran las organizaciones. Las aleja del objetivo.
Gracias por la reseña
Un abrazo
José Luis
Gracias Jose Luis por tu comentario. Mejor la cultura del disfrute, desde donde interpretar las emociones negativas.
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