sábado, 19 de septiembre de 2009

Alegrías de la formación: Carmen y Rosa

Hola amigas/os:

He terminado la impartición de un curso de ofimática -25 horas- para funcionarios. Tras un tiempo sin ejercer la docencia debido a mis labores como orientador, esta acción formativa que os comento ha constituido todo un reto: 22 personas, grupo amplio y muy heterogéneo en cuanto a conocimientos informáticos.

Carmen y Rosa pertenecían al grupo sin ninguna experiencia, llegando incluso a bloquearse al utilizar el ratón (circunstancia de lo más normal para quién se haya dedicado a la formación en TIC para adultos). Durante toda la semana he intentado sacar el tiempo necesario para que aprovechasen el curso, para ayudarles en sus miedos ante el ordenador; pero me ha sido muy complicado ante demandas tan dispares y simultáneas (he llegado a explicar como se crea una macro en word 2003 y 2007, a la vez que planteaba prácticas para crear una carpeta, compaginando todo lo anterior con la resolución de ejercicios para alumnos de un nivel intermedio).

Enfrascado en esta "batalla docente", el último día Carmen y Rosa me comentan que han traído cada una un regalo.... dos hermosas botellas de vino (no saben que soy casi abstemio pero se lo agradezco como si fuera el mejor de los catadores).

¿Por qué, si las circunstancias han provocado el escaso aprovechamiento del curso por parte de estas alumnas? Pues porque cuando uno se entrega a la causa (de la formación), el prójimo (los alumnos) son capaces de perdonar más de una carencia en la acción formativa, y valorarla como positiva. Hablo de tendencias, claro, "hay gente pa tó", como diría el torero, pero se convierte en un resultado casi sistemático a lo largo de estos años: al generar una comunicación positiva (empatía, comprensión, respeto, humor, asertividad, etc) habitualmente nos ganamos el aprecio de nuestros interlocutores.

¿Os ha sucedido algo parecido alguna vez? Podéis disfrutad compartiéndolo al dejar vuestro comentario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario