lunes, 11 de octubre de 2010

Los niños que controlan mejor sus emociones abordan los conflictos de manera más positiva

Un profesor de la Universidad de Granada analiza la relación de los recursos de control cognitivo y emocional con las estrategias que utilizan los estudiantes de Secundaria y sus profesores para solucionar problemas.



Los trabajos escolares en grupo o las relaciones alumno-profesor pueden provocar más de una situación tensa. Es, en esos momentos, cuando los estudiantes que mejor saben controlar sus emociones se convierten en una figura clave, pues ellos resuelven los conflictos en base a la negociación.

El profesor Alberto Acosta, de la Universidad de Granada (UGR), encabeza el proyecto de investigación ‘Convivencia y Resolución de conflictos en el ámbito escolar: control y autorregulación emocional desde la neurociencia cognitiva’, en el que el que se han relacionado los recursos de control cognitivo y emocional con las estrategias que utilizan los alumnos de ESO y sus profesores para solucionar de forma positiva o agresiva los problemas interpersonales, tales como los casos de violencia, falta de respeto o indisciplina.

Los primeros resultados han demostrado “un importante poder predictivo de los recursos de control cognitivo sobre la autorregulación emocional y sobre el desempeño social”, explica Acosta, tras partir de una sencilla hipótesis: “los niños con mayor atención y que controlan mejor sus emociones son los que abordan los conflictos de manera más positiva, los que suelen resolverlos de manera cooperativa o negociada”.

Aunque las investigaciones han ido bien encaminadas, el profesor reconoce que “necesitamos progresar para comprobar esta evidencia, no sólo en medidas de cuestionario, sino también en evaluaciones comportamentales”.

Una vez corroborada la hipótesis en su totalidad, Acosta y su equipo llevarán su proyecto a la vida misma. El objetivo final es adentrarse en los institutos de Educación Secundaria para entrenar y mejorar las habilidades cognitivas y socio-emocionales de los alumnos, potenciar las salidas constructivas, evitando conflictos interpersonales, y mejorar así la convivencia en el centro escolar. Es lo que el profesor Acosta llama ‘educación socio-emocional’.

De momento, cuatro centros de Granada se están sometiendo a las primeras investigaciones. Las pruebas se basan en diferentes situaciones en las que los alumnos tienen que identificar qué sienten o qué sienten los demás. En otros casos, “intentamos ensanchar su semántica de las emociones (por ejemplo, diferenciar la culpa de la vergüenza). Es un modo de ampliar recursos para luego gestionar los sentimientos de forma adecuada”.

Por el momento, Acosta asegura que “los alumnos con buenos recursos de control y flexibilidad atencional ayudan más a sus compañeros, son más preferidos por ellos y suelen transgredir menos las normas de disciplina, favoreciendo la convivencia pacífica. Los alumnos eligen a otros compañeros que tienen buenos elementos de control y reinterpretación de lo que está aconteciendo en una situación”.

Una vez completada la investigación, el equipo publicará un CD con diferentes tutorías para que los profesores las utilicen como recursos en la educación para la convivencia.

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