miércoles, 12 de enero de 2011

Las galaxias del lenguaje




A partir de una época, que algunos llamaron la infancia de la humanidad, el cuento empezó a transformarse en algo muy semejante a un archivo de datos y de testimonios. Era como un ADN cultural. Una información inconsciente y hereditaria para adaptarse a un mundo que en todo momento resultaba impredecible. Nació de esta forma el primer escenario del lenguaje, su primera galaxia: la palabra oral, la palabra nómada; que se difundía por la superficie de la Tierra ayudada por el desplazamiento de las comunidades humanas primitivas.

Con razón puede denominarse a esa época remota como la galaxia Scherezade. Se trata de la heroína de una famosa colección de relatos orientales que salvó su vida narrando docenas de cuentos a un malvado sultán.

Esta primera galaxia del lenguaje, su escenario oral, representó el nacimiento del cuento popular y de una gran parte del imaginario del folclore. Por medio de la palabra hablada, aquella Scherezade y sus ascendientes, y también todos los narradores y cuentacuentos que vinieron después, inventaron a Caperucita la Roja y al pequeño Pulgarcito. Contaron la historia de una princesa que durmió un largo sueño de más de cien años, y hablaron de las aventuras de Blancaflor, e incluso de Mata Ko Hiro, en la diminuta isla de Rapa Nui, en el océano Pacífico, también llamada isla de Pascua.

Al final de la Edad Media, la palabra escrita y las artes de la escritura pasaron a la imprenta y generaron el libro impreso. Por eso se habló de la galaxia Gutemberg, el descubridor europeo de la imprenta. Utilizando ese avance, la palabra milenaria de los cuentos populares fue convertida en signo tipográfico y letra impresa, entre otros escritores, por el francés Charles Perrault y los hermanos alemanes Jacob y Wilhem Grimm. Más tarde, el folclorista ruso Vladimir Propp caracterizó a los relatos tradicionales. Y dijo que existía una tendencia a la uniformidad en ese tipo de narraciones, con independencia de su origen, como si todos los cuentos procedieran de una misma Scherezade.

Así llegamos al último escenario comunicativo, el de la época presente. Es una galaxia lingüística que tal vez habría que calificar como multimedia. Trata de la galaxia de nuestro tiempo, que nació con el cine mudo y con la primera emisión radiofónica, y que ahora está definitivamente inmersa en la televisión, en el ordenador, en las redes sociales de internet, en el sonido y en la imagen digital. Por esa razón, en la escuela actual tendríamos que reconocer una evidencia.

En la cultura de la caza, los niños jugaban con arcos y flechas. Ahora, en una sociedad de la información, deberán jugar con la información...

A pesar de que estamos en una galaxia multimedia y electrónica, a través del cuento popular se produce un perpetuo retorno a nuestras raíces más básicas. Se descubre en muchas narraciones audiovisuales, también en los juegos para ordenador y las nuevas consolas. Incluso un famoso director de cine, George Lucas, inició cada una de las películas de su serie futurista Stars Wars jugando con una antigua expresión:

Hay mucho tiempo, en una galaxia muy, muy alejada...

Usando ahora las herramientas narrativas de la Web 2.0, la escuela debe seguir imaginando historias. Porque en la mente infantil los cuentos funcionan como pequeñas fábricas de comprensión. Y en este tiempo puede reforzarse esa comprensión mediante la interacción que ofrecen las utilidades del digital storytelling o narrativa digital. Son eficaces herramientas para las artes del lenguaje y el juego con la información, pero no existe un listado completo. Aún quedan otras aportaciones y seguro que nuevos y mejores descubrimientos.

Como afirmó el escritor y profesor Gabriel Janer Manila, la cultura surge, sin duda, del juego, y el niño que juega es un niño que se transforma. Por tanto, si consideramos a la escritura como un juego especial y reflexivo la construcción de historias en la mente, la elaboración y escritura de cuentos, será una actividad que incidirá en todos los aspectos del aprendizaje escolar.

En relación a eso, la escritora Marguerite Duras contó que escribir es una manera de construir sueños, y que cuando escribes transformas la realidad. Actualmente ese cambio parece más posible, pues tenemos los recursos creativos de internet para contar nuestras historias, a través de la interactividad y la colaboración.

Contar y compartir la información, esa es la fuerza de la nueva narrativa digital. Así, tal vez esa narrativa cerrará el ciclo de las galaxias del lenguaje.

Fuente: Educa con Tic

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