lunes, 11 de abril de 2011

Daños colaterales en cursos intensivos

¿Cómo tratas a las personas que parten con un nivel de experiencia menor al del resto del grupo, en acciones formativas intensivas?

L@s compañer@s que aparecen en la imagen conforman el último grupo TIC que he coordinado en la unidad de orientación. Por cuestiones de agenda (concretamente asistencia a las jornadas "eSindicalismo"), ha sido más corto en duración de lo habitual. No obstante, el objetivo principal marcado el primer día de clase, al realizar un diagnóstico de experiencias, se ha cumplido: tod@s aprendieron a adjuntar un archivo (o varios) al correo electrónico.

Pero... no debería ser "el listón programado" para todo el mundo. Dentro del grupo había una persona con muy pocas horas de "vuelo tecnológico". Dicho alumno requería unos días para adquirir conocimientos previos antes de vincular archivos en el e-mail. Este daño colateral de los grupos heterogéneos, resulta complicado de solucionar. Vale, hemos conseguido que sea capaz de llegar a la meta propuesta, pero... ¿será capaz de repetir los mismos pasos él solo, cuál ha sido su nivel de comprensión, qué recordará el próximo pasados 10, 5, ó 3 días?.

Lo importante en la formación no es la enseñanza del formador/a, sino el aprendizaje del alumno/a. He intentado a lo largo de estas 9 horas trabajar aspectos emocionales con el alumno, recurrir a casos semejantes ya vividos para que se identifique con los protagonistas de otros relatos reales. Y sobre todo, que no asocie "angustia" con "informática". No aprendemos en el vacío. El contexto afectivo que rodea a la información transferida influye en cómo es percibida y dirigida por los alumnos. Dicho en cristiano: si una persona sufre al aprender algo, intentará desaprenderlo lo antes posible. Ya lo dijo Einstein.

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