domingo, 18 de enero de 2015

La gamificación es para débiles cobardes

"Ponte a estudiar y deja de una puñetera vez de jugar con..." A quien no le han reñido con
esta o frases similares... si analizamos su estructura profunda, resulta evidente que las responsabilidades no deben mezclarse con el ámbito de lo lúdico. Cuando termines con tus obligaciones es cuando se te permite descansar, relajarte, divertirte. Dicotomía universal, transversal a culturas y religiones. "Ganarás el pan con el sudor de tu frente", sentencia el relato bíblico del génesis.

Por tanto, es complicado romper con esta interpretación ancestral sobre el logro de objetivos. "Déjate de tonterías, y empieza a trabajar...". Cientos y cientos de películas hollywoodenses e incluso nacionales (desde Rocky hasta Alfredo Landa en "Botón de ancla") repiten el anciano mensaje: busca la motivación oportuna, esa que te proporcione la suficiente energía para esforzarte y alcanzar tus metas.

Pero la vida no es ninguna película: en caso de no conseguir unos determinados objetivos vitales, pasas a formar parte del grupo de los perdedores, personas débiles que no saben encontrar los incentivos necesarios para salir adelante. Incluso, por qué no decirlo, sin la valentía para afrontar sus propios retos personales...

Este tipo de planteamientos pierde su fuerza si se considera que, desde que el mundo es mundo, siempre hubo quienes "disfrutaron" (perdón, disfrutamos) de circunstancias personales que le permitieron saborerar una vida mejor, mejor en comparación a otros: una familia o personas cercanas con "posibles" como se decía antiguamente, o mejor aún, con contactos para facilitarte una experiencia vital confortable, con un trabajo confortable, una familia y un cochecito y unos veranos y unos... confortables

Sentirte superior a otras personas, simplemente porque tuviste la suerte de interaccionar positivamente con los logros necesarios, me parece una visión muy simplista; el considerarte como alguien "fuerte" porque eres capaz de visualizar correctamente el premio al final del camino mientras que otr@s no, también.                                                                                                                                                                           
La gamificación puede resultar una herramienta muy útil para la consecución de objetivos, pues viene a sustituir, en lo posible, sacrificio por diversión. La creación de universos gamificados pretende generar recompensas, reconocimientos y feed-backs cercanos, personalizados y adaptados a cada situación concreta. El seguimiento de la maestría en una o varias competencias, la posibilidad de elección, el reconocimiento social y la inmersión en relatos significativamente trascendentes para el/la "jugador/a serio/a", han demostrado convertirse en inmejorables compañeros en el viaje necesario para lograr tus metas. 

Por supuesto, siempre habrá momentos y contextos donde lo único que queda es apretar los dientes, jo..robarse, soportar las contrariedades;  pero si existen opciones, el disfrute consigue mejores y mayores resultados que el sacrificio, simplemente porque al entrar en estado de "flujo" (flow) con la tarea, disminuye el sufrimiento, el dolor; en definitiva quita peso a la mochila que llevamos a nuestras espaldas cargada de piedras físicas y emocionales, tan molesta y a veces imposible de aguantar a la hora de deambular por la vida. 

La gamificación tampoco supone claudicar ante una juventud en su mayoría vaga, floja, "nini"... pues esa visión es sesgada...por simplista.  ¡¡Como podemos juzgar con dureza a las últimas generaciones que hemos educado en un mundo de bienestar irreal, sazonado con una filosofía frívola saturada de bienes materiales!!. Convertimos paulatinamente a nuestros hijos en  hermosas cigarras despreocupadas más allá de su hermoso canto de verano.. sin dotarles de recursos psicológicos para afrontar el gélido panorama laboral que se nos vino encima, ese que cogió desprevenidos hasta a los más viejos del lugar,

La revisión lúdica de la motivación avalada en el presente artículo, viene a sugerir que la felicidad, incluso antes que en la consecución del logro, se encuentra en el proceso, en la senda. Parafraseando a Punset, la felicidad se encuentra en la antesala o (EN EL CAMINO) de la felicidad.

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