martes, 30 de marzo de 2010

Pero....¿de verdad existe una cultura de la bulla? (analizando comunicaciones en el interior de la multitud)



- (....) Que no, que no dejo pasar a nadie más.
- Pero si lo único que quiero es pasar al otro lado
- Si, pero ya ha pasado media Sevilla por aquí, y tengo que cortar porque sino no voy a ver el palio con tranquilidad.
- Pero si acaba de pasar el misterio y queda una vida hasta que se vean los ciriales...
- Que he dicho que no, y es que no
- ¡PUES ERES UN.....!

¿Os suena? Llevo viendo "pasos" desde el viernes de Dolores, sin ser "fatigas" de las cofradías -una o dos al día; bueno ayer Martes Santo, 4, jeje- y conversaciones de este tipo u otras en las que afloran comunicaciones negativas me las encuentro por doquier. Existe un mito sobre Sevilla, sobre la convivencia sana y pacífica de las personas que se congregan en un mismo momento y lugar determinado para ver pasar una procesión, que como muchos de los tópicos sobre esta ciudad es fácilmente desmontable.

Tal vez ese mito sobre la  coexistencia positiva en pleno gentío se forjara muchos años atrás, cuando en Sevilla se podía andar con mucha más facilidad a determinadas horas y en determinados días en comparación a lo que ocurre hoy, donde cada vez resulta más complicado acceder y situarse donde uno desea. Las sillas de la carrera oficial no son una solución, pues también se encuentran afectadas por el mal de la saturación.

Pero el "mal rollo" que cada vez aflora con más frecuencia en el interior de la multitud no puede achacarse  exclusivamente a la progresiva masificación de la Semana Santa; esta se presenta como un factor determinante, ante el cual no se observan unas habilidades sociales lo suficientemente interiorizadas ni ejercitadas como para saber afrontar este tipo de situaciones. Por ejemplo, el observador contempla muchas carencias en cuanto a empatía y asertividad. No comprendemos que tarde o temprano, quien desee pasar al otro lado de la fila de nazarenos seamos nosotros, y ello conduce a mostrar malos modales al defender nuestra posición de los instrusos que desean pasar por nuestro territorio....

Otra cuestión a considerar vendría a ser la errónea interpretación de esta fiesta popular. ¿Qué significa el paso de una hermandad por la calle? Pues aunque haya mucho mucho folclore en el asunto, no deja de ser un fenómeno religioso que debería generar un mínimo respeto por quienes se acercan a él. Independientemente de cuales sean mis creencias personales, si yo me voy a conocer La Meca en el mes del Ramadán, y poseo información previa de lo que sucede en aquellas tierras durante esa época del año, no tendría mucho sentido que me quejara de las aglomeraciones, de los pisotones, de los empujones, del holor a humanidad, de no comer hasta entrada la noche.... sino me gusta el plan, pues me quedo en casa viendo la tele, o me voy a la playa, o... seguro que hay alternativas.

¿Cuáles son tus vivencias al respecto? Deja tu comentario y lo debatimos entre todos, lo mismo la solución son las sillitas plegables.....


1 comentario:

  1. Lo del fenómeno religioso, está muy bien, siempre que empecemos por nosotros mismos, los que hacemos la estación de penitencia, que más que eso parece una ocasión para saludar a todos los amigos.¿ Cómo vamos a esperar que los demás nos respeten, si nosotros mismos no somos capaces de estar en su sitio?
    Con respecto a la bulla, no olvides a los que llevan niños y en vez de cogerlos en brazo, que vería perfectamente el niño, lo suben a los hombros y deja sin ver al resto, pero claro es más cómodo subirlo ahí, que mantenerlo en brazo.
    Espero que consigamos una Semana Santa más seria y más respetuosa y siempre pensando como tu dices, que hoy dejo yo pasar, pero mañana seguro que me tienen que dejar a mi.

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