viernes, 6 de agosto de 2010

Evaluar personas sin considerar las habilidades sociales: análisis incompleto

(...) Lo más frecuente es que las empresas se acaban fijando en un puñado de parámetros, normalmente los más obvios y de uso más común, pero que no son necesariamente los que mejor reflejan el valor que cada persona concreta aporta a la organización.

Los autores explican en su artículo como en 2005, cuando el equipo de la NBA los Houston Rockets estaba buscando nuevos fichajes, su gerente se fijó en el jugador de los Grizzlies de Memphis Shane Courtney Battier. Según los indicadores usados habitualmente para medir el desempeño de un jugador de baloncesto (puntos, tapones, balones robados, asistencias) Battier era solo un jugador más -de hecho cada vez tenía menos aportación ofensiva dentro del equipo-, y no todo el mundo era partidario de ficharlo. Sin embargo, el gerente de los Houston Rockets fue capaz de detectar el valor oculto de Battier, que residía en el impacto positivo que su presencia en la cancha tenía para sus compañeros. Midieron el rendimiento de éstos y se encontraron con que cada vez que jugaba Battier el rendimiento de sus compañeros aumentaba mientras que el de sus rivales disminuía. En consecuencia, fue fichado ganándose desde el primer momento un puesto de titular en los Rockets, donde sigue jugando.

Una historia a tener en cuenta la próxima vez que nos toque establecer objetivos o valorar el rendimiento de alguien.

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