Taller TIC para desempleados en la sala de autoorientación

Fátima pertenece a la etnia Bereber. Nació hace 52 años en un pueblo donde la cordillera del Atlas toma altura tras su recorrido por Argelia. Imaginaros, las condiciones de vida no son probablemente idílicas. No obstante, sus ojos brillan al hablarnos de su tierra, su gente, su mundo... muy diferente al nuestro, al cual llegó en busca de una vida mejor para ella y su familia.

Los comienzos en nuestra región fueron muy duros, pero con constancia y tesón la familia protagonista de esta historia, la Fátima, salieron adelante. A lo largo de estos 14 años conviviendo con nosotros, lograron vivir dignamente y enorgullecerse de todo lo conseguido.

Pero por desgracia, llegó la crisis. Esta hecatombe cuyas dimensiones, cuyo calado nadie pudo augurar. Llegó el desempleo. Pero no el paro, porque tod@s sabemos que se puede estar desemplead@, pero no parad@.

Efectivamente, Fátima se puso en movimiento. Y esa búsqueda de empleo la llevo a nuestra unidad de orientación. En ella, además de comenzar un itinerario personalizado de inserción (IPI), se ha apuntado a varios de los talleres formativos que organizamos. Entre ellos, uno de informática de 12 horas.

A sus 52 años, Fátima jamás se había sentado delante de un equipo informático, y el único ratón que conocía era un tal Miky Mouse... Lo fácil hubiera sido autoengañarse y pensar que ya no tiene edad para "eso de los ordenadores"... . Pero esta no es una historia de fracasos, de resignación. A las dos semanas de asistir a los talleres y sala de autoorientación, nuestra protagonista no sólo entrar en internet para ver ofertas de empleo, sino que incluso sabe mandar correos electrónicos. A estas alturas desea enormemente saber cómo se adjuntan currículums a los e-mails...

Efectivamente, no es una historia de perdedores. Esta entrada en nuestro blog es un homenaje a las ganas de vivir, de salir adelante, de la esperanza. Nosotros, como trabajador@s de la orientación laboral, no tenemos más remedio que ayudarla con nuestro asesoramiento. Mucha suerte a las personas que, como Fátima, no se dejan doblegar por las adversidades, por muy severas que éstas sean